Nuestro hogar es más acogedor en invierno. Es nuestro nido: el lugar más agradable en el que podemos estar.
Esto se lo debemos agradecer a los textiles que lo visten: los cojines, las cortinas, las mantas, las alfombras… En invierno esos textiles abrigan tus estancias, te hacen sentir que el frío se ha quedado a miles de kilómetros de distancia. Te hacen sentir afortunad@.
La sensación de calidez es muy importante, tanto a nivel visual como a nivel práctico. Si pensamos en la parte visual, las texturas, los colores y los tejidos durante el invierno nos hablan de calor y bienestar. Y es magnífico. Un entorno agradable y acorde a la estación en la que estamos supone el 99% de lo a gusto que sientes al estar en tu casa.
A nivel práctico es más importante aun, ya que en realidad esas prendas nos abrigan, nos brindan momentos de paz y nos dan el refugio que necesitamos durante los días más fríos.
Por eso hoy te vamos a hablar de las sensaciones que nos brinda un hogar bien vestido.
La primera sensación se produce cuando entras en casa y dejas atrás la frialdad de un banco del parque, de las fachadas de los edificios, incluso de los árboles y mojados en un día de lluvia. Todo lo que te rodea en la calle te transmite frío y, sin embargo, cuando entras en tu casa te recibe tu sofá (plagado de cojines con tejidos cálidos), tu alfombra y tus cortinas (que te aíslan de la frialdad del suelo y las paredes).
Esta primera sensación es visual, pero ya te sientes bien. Estos textiles son la promesa de que no vas a pasar más frío.
Otra sensación, podríamos decirte que es nuestra favorita, es la de acurrucarte debajo de una manta: viendo la tele, leyendo un libro… la certeza de que ese momento es tuyo y de que estás protegido y relajado no tiene precio. Eres feliz y no conoces otra sensación que iguale a esta.
Sin embargo, no puedes quedarte en el sofá eternamente, llega un momento en el que tienes que abandonarlo, pero es aquí cuando coges tu poncho te envuelves en él y vuelves a sentir el placer del invierno en tu hogar. Y caminas, sin prisa porque estás calentit@, y tus pasos tienen un destino que es, sin duda, tu dormitorio.
Y ¿Qué me dices de tu dormitorio en invierno? ¿Cómo es esa cama? te lo contestamos nosotros: esa cama es la recompensa de haber terminado el día, tu lugar. Y como buena recompensa está vestida con tejidos como el terciopelo o el borreguillo, y al acostarte te recibe amable. Las sábanas no son frías, son de franela. El edredón se ajusta a tu cuerpo y no se mueve en toda la noche. Y tampoco tienes tiempo de sentir mucho más porque caes en un sueño profundo al instante. Imposible no hacerlo: estás muy bien arropad@.
Las sensaciones del invierno son maravillosas y en Manterol sabemos como hacer para que ni siquiera tú quieras que llegue la primavera.