Con los primeros calores veraniegos, los amantes de la playa se lanzan en busca de los bronceados perfectos y del disfrute del sol y el mar. Evidentemente, las sombrillas, protectores solares, gafas de sol y otros complementos son absolutamente necesarios para garantizar un correcto disfrute de la playa. Pero hoy queremos poner el foco en un producto, la toalla de playa, del cual no siempre prestamos la atención adecuada. O sencillamente, lo hacemos solo en su diseño, y esa suele ser una perspectiva muy parcial, pues otros atributos del producto son tan o incluso más importantes para nuestro cuidado y durabilidad del producto como lo es el diseño de la toalla.
Para empezar, hablemos de su tamaño. Hay que recordar que además de cumplir la función de secado, en innumerables ocasiones cumple la función de esterilla sobre la cual nos recostamos al sol. El mínimo exigible para una toalla debería ser los 90×150 centímetros, aunque el tamaño más estándar y recomendable es el 100×160 centímetros. De esta forma, normalmente dejamos fuera los pies, que al recoger toda la arena, es aconsejable tenerlos fuera de la toalla. Un tamaño inferior a este, aunque podemos encontrar muchas a la venta, no es recomendable.
Otra variable muy importante, y casi nunca tenida en cuenta, es el gramaje. Podemos encontrar muchísimas toallas de 300 gramos por metro cuadrado (es la unidad que se utiliza para medir el espesor del producto), e incluso menos. Son lo que se llama “papel de fumar”. Prácticamente no secan, son mucho más propensas a las carreras y su durabilidad suele ser muy baja. Lo recomendable sería hablar de 400 gramos metro cuadrado en adelante, para garantizar unas mínimas condiciones óptimas del producto.
Por otro lado está su composición. No solemos fijarnos, pero obviamente, una toalla 100% algodón siempre será mucho más benévola con nuestra piel que aquellas que utilizan diferentes mezclas de fibras acrílicas y poliéster. Las fibras naturales siempre son mucho mejores, y su durabilidad también es mucho mayor en el tiempo. Por no hablar del tacto y la suavidad que nos aportan: suele ser notablemente diferente.
En último lugar estaría el diseño, pero claro, ahí entramos ya en el terreno de los gustos, y eso es algo muy especial. Que cada uno elija la que más le guste, pero es importante recordar que no es la única variable que nos tiene que llevar a decidir qué toalla vamos a llevar a la playa o la piscina este verano.
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